Tripanofobia. Cómo superar el miedo a las agujas

La administración de una inyección o la extracción de sangre son procedimientos que, con frecuencia, provocan aversión. Sin embargo, algunas personas muestran una respuesta de ansiedad desproporcionada ante estas situaciones. Es lo que se conoce como tripanofobia o, literalmente, miedo a las agujas. ¿Te resulta familiar?

En este artículo, desde el equipo Hernández Psicólogos online, psicólogos terapia online, te contamos qué es la tripanofobia, sus causas y cómo superarla. ¡Sigue leyendo! 

¿Qué es la tripanofobia?

La tripanofobia es una fobia específica caracterizada por un miedo excesivo, intenso e irracional a las agujas y a las inyecciones. Este miedo puede ser tan intenso que conlleva un comportamiento excesivo ante una situación médica y, por lo tanto, interfiere en la vida diaria de la persona, causando un gran malestar. 

El estímulo fóbico en la tripanofobia son las agujas de las jeringuillas y la posibilidad de recibir inyecciones. No obstante, en algunos casos, este miedo puede extenderse a elementos relacionados con las agujas, como el olor a hospital, la camilla, el material quirúrgico, etc.

Es importante mencionar que se trata de una de las fobias más comunes pues, según datos, cerca del 10% de la población la padece en algún grado.

La tripanofobia obtuvo su reconocimiento como una entidad patológica en el año 1994, momento en el que la Asociación Americana de Psiquiatría la incorporó en la cuarta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-4).

¿Sabías que el mero hecho de recibir una vacuna puede conllevar una angustia extrema e, incluso, ataques de pánico para las personas con tripanofobia? 

¿Por qué nos dan miedo las agujas? Causas

La tripanofobia suele desarrollarse durante la infancia y en muchos casos perdura en la edad adulta. 

Las causas precisas de la aparición de este trastorno son inciertas y podrían abarcar desde una reacción refleja al aspecto visual de la aguja, hasta recuerdos traumáticos de una experiencia dolorosa asociada con agujas en la infancia o adolescencia, o hipocondría.

Habitualmente, las personas con venas de pequeño calibre, una condición que dificulta la localización de una vena adecuada y que puede conllevar inyecciones dolorosas, tienden a desarrollar temor hacia las agujas.

Otra causa potencial puede ser la sensibilidad genética al dolor o, incluso, una reacción ‘vasovagal’, que se produce cuando la sección del sistema nervioso encargada de regular la frecuencia cardíaca y la presión arterial no funciona adecuadamente en respuesta a un estímulo desencadenante, en este caso, las agujas.

¿Cómo se trata la tripanofobia?

Es común que la mayor parte de la población infantil experimente un temor particular hacia las agujas, dado que no está familiarizada con la sensación de un objeto puntiagudo perforando la piel. 

Este miedo tiende a disiparse conforme se transita hacia la adultez. Sin embargo, en ciertos casos puede persistir e incluso intensificarse, alcanzando niveles de extrema intensidad y angustia en los que es necesario intervenir.

En este último caso, las estrategias de distracción pueden resultar útiles, así como mantener una postura relajada. Además, la intervención profesional pasa por la terapia cognitivo-conductual, que implica explorar el miedo en sesiones terapéuticas y aprender técnicas para gestionar y hacer frente a los pensamientos ansiógenos.

Por otro lado, la terapia de exposición se enfoca en cambiar la respuesta física y mental ante el estímulo fóbico, a través de la desensibilización sistemática, que consiste en exponer al paciente de forma gradual al objeto de su miedo, en presencia de este o en imaginación.

El miedo no es una elección, es parte de nuestra supervivencia y no es necesario eliminarlo por completo. El objetivo es gestionar el miedo de manera suficiente para poder someterse al procedimiento que puede salvar vidas.

¿Cuáles son los síntomas del miedo a las agujas?

Los síntomas de la tripanofobia pueden incluir sensación de falta de aire, náuseas, vómitos, mareos, sudoración, dolor de estómago, taquicardia, insomnio en la noche previa a la inyección, pensamientos catastrofistas e irracionales asociados a las agujas, pensamientos de muerte, confusión, y la evitación del estímulo temido en último término.

Como se puede deducir, esta sintomatología no solo afecta al bienestar psicológico de la persona, sino también a su salud física. De hecho, la tripanofobia puede representar una barrera significativa para alcanzar un estado de salud óptimo, en particular para quienes requieren un tratamiento por vía intravenosa o análisis de sangre regulares.

Cómo superar el miedo a las agujas

Superar el miedo a las agujas puede ser un desafío considerable, especialmente para quienes sufren tripanofobia. En este contexto, la consulta con un psicólogo es fundamental.

Este profesional proporciona un entorno seguro y de apoyo para explorar y entender el miedo a las agujas. A través de diversas técnicas terapéuticas, como la terapia cognitivo-conductual o la terapia de exposición, podrás enfrentarte y manejar tu miedo de manera efectiva.

Además, podrás aprender habilidades de afrontamiento y técnicas de relajación y atención al presente para reducir la ansiedad asociada con las agujas. Estas técnicas pueden incluir la respiración profunda, la visualización y el mindfulness.

En este contexto, contar con una persona de confianza, que comprenda el temor y brinde apoyo durante el procedimiento, puede ser de gran ayuda para la persona que experimenta el miedo.

Recuerda: tenerle miedo a las agujas no significa ser débil, incluso si el peligro percibido no es real. Es algo que está en tu mano superar.

Si te sientes identificado y crees que puedes estar sufriendo tripanofobia, te animamos a buscar ayuda profesional.

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