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Responsabilidad afectiva: qué es y como mejorarla

Alejandra Hernández

Artículo redactado por Alejandra Hernández

Soy psicóloga sanitaria, sexóloga, terapeuta EMDR y terapeuta Sensoriomotriz. Dirijo los centros Hernández Psicólogos de Málaga, Marbella y Fuengirola donde he seleccionado a excelentes psicólogos para rodearme del mejor equipo para la atención a personas en el área del bienestar y la salud mental.

En un mundo que nos empuja a ser individualistas, muchas personas se olvidan de que sus acciones tienen un impacto en la salud emocional de los demás. Por eso, es importante practicar la responsabilidad afectiva, buscando el equilibrio entre el autocuidado y la empatía.

Que es la responsabilidad afectiva 

La responsabilidad afectiva o emocional es la capacidad de entender y aceptar que nuestras acciones generan emociones en las personas con las que nos relacionamos. Esto implica ser conscientes de las consecuencias que tienen los lazos que creamos con los demás, sea cual sea el tipo de relación.

Este concepto surge de la reflexión sobre el poliamor y las relaciones abiertas, como una forma de ética en las relaciones interpersonales. Sin embargo, la responsabilidad afectiva no se limita a este ámbito, sino que se puede aplicar a cualquier tipo de relación afectiva, laboral o sexual, más allá de la monogamia tradicional. 

La responsabilidad afectiva no significa que debamos poner las necesidades de los demás por encima de las nuestras constantemente. Lo que se busca es construir relaciones más equitativas y respetuosas.

El término fue acuñado por psicólogas e intelectuales como Deborah Anapol, Dossie Easton o Janet Hardy en la década de los 80, como una respuesta a la idea de que la comunidad polígama era irresponsable y narcisista en sus relaciones.

Responsabilidad afectiva ejemplos 

La responsabilidad afectiva se manifiesta de diversas formas en nuestras interacciones diarias. Aquí te presento algunos ejemplos de lo que podría considerarse responsabilidad afectiva:

  • Expresar nuestros sentimientos y expectativas sobre la relación.
  • Entender que tu pareja necesita tiempo para sí misma y respetar su espacio.
  • Escuchar activamente a un amigo que está pasando por un momento difícil, sin interrumpir o minimizar su experiencia.
  • Expresar tus emociones de manera respetuosa y asertiva, sin descargar tus frustraciones en los demás.
  • Establecer límites de común acuerdo con la intención de respetarse mutuamente.
  • Evitar hacer suposiciones sobre cómo se siente alguien, preguntándole directamente acerca de sus emociones.
  • Reconocer cuándo tus acciones pueden haber hecho daño a alguien y disculparte sinceramente.

Es crucial comprender que la responsabilidad afectiva no implica asumir las emociones de los demás. Es completamente aceptable priorizar a los demás de vez en cuando, pero puede convertirse en un problema si se convierte en nuestra forma habitual de actuar, o si lo hacemos por obligación en lugar de por elección.

Todos debemos estar al tanto de cómo nos sentimos en respuesta a las acciones del otro, y al mismo tiempo, debemos ser capaces de comunicar estos sentimientos de manera asertiva. Solo a través de este enfoque podremos construir una relación saludable que se base en la comunicación efectiva y el respeto mutuo.

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¿Qué significa que alguien no tiene responsabilidad afectiva? 

Cuando decimos que alguien no tiene responsabilidad afectiva, generalmente nos referimos a que esa persona no está considerando o no es consciente del impacto emocional que sus palabras y acciones pueden tener en los demás.

Desestimar las opiniones de los demás, centrarse únicamente en sus propios sentimientos e ignorar los de los demás, evitar el conflicto huyendo al primer signo de problema, romper constantemente los acuerdos afectivos, esperar que los demás adivinen sus emociones, y establecer una comunicación basada en mentiras y verdades a medias, por supuesto que no son signos de responsabilidad afectiva.

¿Cómo saber si una persona tiene responsabilidad afectiva? 

Identificar si una persona tiene responsabilidad afectiva puede ser un proceso complejo, ya que implica observar y entender una serie de comportamientos y actitudes. Aquí te dejo algunos indicadores que pueden ayudarte:

  • Expresa sus sentimientos de manera abierta y honesta.
  • Manifiesta una comunicación clara y respetuosa.
  • Establece y respeta los límites.
  • Se preocupa por el bienestar de los demás, así como por su propio bienestar.
  • Tiene conciencia de las consecuencias y toma decisiones teniendo en cuenta este hecho.

Responsabilidad afectiva ghosting 

Los términos responsabilidad afectiva y ghosting tienen mucho que ver. De hecho, ghosting sería un ejemplo claro de la falta de responsabilidad afectiva.

El término ghosting se emplea para definir el acto de desaparecer de la vida de alguien sin motivo aparente. Esta desaparición puede causar malestar en la persona que es «abandonada», a la que se considera «víctima» de ghosting. 

En este sentido, la responsabilidad afectiva sería justamente lo contrario al ghosting. Implica una falta de consideración por los sentimientos de la otra persona y una negativa a comunicarse de manera abierta y honesta.

Este comportamiento es muy común en las aplicaciones de citas, como Tinder y similares, donde frecuentemente la persona que estamos conociendo desaparece sin dar explicaciones después de un período de contacto cercano. En lugar de asumir la responsabilidad y enfrentar la situación, se opta por la huida, pensando solo en la comodidad propia.

¿Cómo trabajar la responsabilidad afectiva? 

La responsabilidad afectiva no es una característica innata de la personalidad, sino un comportamiento que puede ser aprendido y cultivado. Ser responsable en el ámbito afectivo implica recurrir a nuestra inteligencia emocional para gestionar nuestras propias emociones y empatizar con las emociones de los demás, a través de la implementación de diversas acciones y actitudes, como las siguientes:

  1. Comunicación de emociones. Fomenta la comunicación de las emociones, tratando de ser asertivo. Recuerda que el amor debería basarse en el cuidado mutuo y la confianza. Y esta solo se puede lograr a través de una comunicación honesta y siempre bidireccional.
  2. Establecimiento de límites. Esto implica establecer acuerdos mutuos, conocer y comunicar dónde está tu límite y el de tu pareja. 
  3. Validar. Uno de los elementos que fortalece significativamente la responsabilidad afectiva es la validación mutua de los sentimientos. Validar las emociones del otro implica encontrar el equilibrio que asegura una relación íntima saludable.
  4. Coherencia. Trata de ser consecuente con aquello que pides, así como ser justo con aquello que das a los demás.
  5. Asume el conflicto. Ser responsable afectivamente también implica entender que en una relación no todo será pasión. Por lo tanto, huir al primer signo de conflicto impide una interacción profunda y un conocimiento real de la realidad. Sin embargo, tampoco es recomendable abordar una relación íntima con una actitud defensiva, temiendo la aparición del primer conflicto.
  6. Reconoce tus errores y trabájalos. Aprende a identificar emociones que son injustas para los demás y trabaja en ello.

Recuerda, la responsabilidad afectiva no trata de evitar el daño a toda costa, sino de ser conscientes de que existe una probabilidad de causarlo y adoptar una postura ética al respecto.

¿Cómo tener una responsabilidad afectiva? 

Como ves, la responsabilidad afectiva es una habilidad que se puede aprender y desarrollar con el tiempo. 

Si te encuentras con alguien que parece no tener responsabilidad afectiva o si sientes que tú mismo podrías carecer de ella, podría ser beneficioso buscar la ayuda de un profesional.

¿Y tú? ¿Sientes que nadie a tu alrededor tiene responsabilidad afectiva?

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